Qué
difícil se hace ver un partido de fútbol cuando quienes defienden
tu escudo se parecen más a unos muchachos que juegan sin rumbo y
concierto que a unos jugadores profesionales.
Quizá
sea la meta que el club se marcó desde el inicio de esta temporada,
que no es otra que la del ascenso, lo que provoca la desesperación
en cada partido que ha jugado la Unión Deportiva Las Palmas en las últimas
semanas.
No
se ve a un equipo con vitola de primera, y, a veces, diría que
tampoco de segunda. Mucho tendrá que cambiar el panorama actual para
poder mantener la esperanza de conseguir jugar, al menos, la liguilla
de ascenso.
Me
duele mucho decirlo, pero, tristemente, es un equipo anodino que no
ofrece ninguna alegría en su juego, y provoca el efecto contrario:
la desesperación. Es totalmente previsible, lento, y para colmo con
algunos de sus hombres mermados física y mentalmente. En fases
largas del partido algunos de los jugadores caminan, parecen no
implicarse, y si no se juega para el común, malo. Cualquiera nos
saca los colores, y eso genera dolor, apatía y el consecuente
abandono.
¿A
quién responsabilizar de ciertos desmanes? ¿Al entrenador, a los jugadores, a quienes hacen
los fichajes, o a todos juntos?
Hace
años, en la temporada que ascendimos a Primera, estuve en
Ipurúa viendo un partido como el de hoy (Éibar-UD Las Palmas). Recuerdo que perdimos
abultadamente y que un gol de penalti de Tevenet maquilló un poco el
resultado. En la grada, junto a otros aficionados amarillos, estaba
Patxi Petralanda (un vasco seguidor de la UD) con sus hermanas; todos
sufrimos mucho aquella derrota, pues parecía que con ella se
esfumaba el sueño del ascenso. Pero, a diferencia de esta tarde, y
por carambolas del destino, la semana posterior (si mal no recuerdo)
ya éramos un equipo de Primera frente al Elche, tras una noche
fantástica en el Estadio Insular.
Lo
ocurrido este sábado dista mucho de aquello. Lo
único positivo que saco de hoy es que aún queda mucha liga... pero
unos y otros tendrán que dar un giro a esta dinámica, muy lejana de
la ilusión y de lo atractivo.
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