Un blog de Malena Millares

sábado, 2 de noviembre de 2013

LLEVAMOS UN ENTRENADOR DENTRO



Que todos los amantes del fútbol llevamos un entrenador dentro, es una afirmación muy oída en el ámbito del once contra once.
Formamos y emitimos criterios avalados por haberlo practicado desde la infancia hasta la madurez, por los muchos años sentados en las gradas de los estadios, por las tantas horas ante el televisor, las tertulias, o por lo reflejado en los medios de comunicación.
Esta afirmación, si partiese del reconocimiento de las  limitaciones  que tenemos quienes no somos entrenadores, y siempre que lo vertido se haga con respeto y con la premisa del 'creo' u 'opino', y no desde la prepotencia de mirarnos como si fuésemos el ombligo del mundo, pienso que, lejos de perjudicar, enriquece, y mucho, esta disciplina deportiva.

Cuando se tiene la oportunidad de acceder a una entrevista hecha con rigor a uno o más entrenadores de renombre y desgranarlas, y cuando las respuestas obtenidas demuestran que apenas uno sabe de esto porque se desconoce el meollo, siento que no hay más remedio que pararse y hacer un ejercicio de humildad.
¿Hasta dónde es conveniente censurar y con cierta alegría quienes no somos profesionales, aunque sí experimentados, amañados, incondicionales, seguidores...? Me pregunto.

¿Hasta cuándo habrá que tolerar a los que con desprecio y en tono soez vociferan contra un entrenador, la misma persona a la que semanas antes aclamaban, amparándose en que un abono incluye el insulto a quien le venga en gana? O a quienes, sentando cátedra, desde la grada, antes de que comience un partido ya crean ambiente cuestionando la alineación y, prácticamente, todas las posteriores decisiones del entrenador. ¿Hasta tal punto conocemos lo que es fútbol?

Mientras más lo disfruto más me apasiona, y más respeto me merece lo que le rodea, porque mucho ha cambiado y ha avanzado este deporte y entran en juego demasiados factores. Si no perdemos el norte y no nos revuelven en exceso los egos, creo que hasta los profesionales nos agradecerían cualquier aportación, si los criterios a expresar partiesen desde la serenidad y la humildad, incluso no siendo nunca objetivos. Vemos fútbol porque nos gusta y es inherente a él la necesidad de opinar. Pero no parece cosa buena olvidar nuestra limitación al respecto, nuestro desconocimiento de los entresijos en el antes, el durante y el después de cada partido, porque no somos esos profesionales que en su día sacaron un título, aunque sigamos llevando dentro y durante el resto de nuestra vida a un entrenador en potencia.


2 comentarios:

  1. Quizás sería bueno preguntarnos…

    ¿Por qué la grada opina con esos aires de juicios de valor/conocimiento?
    Algunas respuestas podrían ser:

    a) Existe una cultura irrespetuosa ante los profesionales del deporte, llamados entrenadores titulados.

    b) Verdaderamente, es un deporte que muchos llevan en los genes de hace muchísimas generaciones, y dado que el juego no ha cambiado por lo general en su esencia, donde sus reglas y en su estructura funcional son prácticamente las mismas, entonces realmente el conocimiento de un entrenador pudiera ser equiparado al conocimiento de estas personas y aficionados.

    c) Hay muchísimos entrenadores titulados en las gradas. Tampoco es una carrera universitaria, y el gusto por este deporte, unido a como digo la mínima exigencia discente hace que tales opiniones de "las gradas" no son sólo de aficionados, sino de aficionados y entrenadores, que no es lo mismo que de "entrenadores aficionados".

    d) Etcétera (se admiten muchísimas más opciones de respuestas, que pueden ser perfectamente válidas e incluso pueden darse el caso que las opiniones de los aficionados en determinados momentos sean mejores, más resolutivas y eficaces que las del propio cuerpo técnico y/o directivo).

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    1. Muchas gracias por tu comentario, Efrén.
      Ojalá siempre existiera el respeto para los profesionales del deporte, para todas esas personas que nos hacen, a los que no lo somos, la vida agradable y dinámica.
      Un saludo.

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