Quien
jamás hubiese visto un partido de fútbol, y el de esta tarde fuese
el primero, le bastaría la reacción que tuvo Valerón, dejando caer
los brazos sobre su oblongo cuerpo con gesto desesperado, para
entender que a su equipo no le salía nada, que estaba totalmente
desenchufado.
Cuesta
entender cómo, de una jornada a otra, la UD Las Palmas ofrece
imágenes tan diferenciadas.
Que
Apoño es un jugador importantísimo para este equipo, entendiéndose
bien con Masoud (hoy trabajó en solitario pues no le quedó
otro remedio) no es nada nuevo.
Que
Xabi Castillo apenas subió por la banda es señal inequívoca de
que nuestro equipo apenas fue al ataque.
Que en
pocos minutos se encajaran dos goles, y no se supiera frenar el
ímpetu, el desborde y el juego preciso del Lugo, parece indicar que
no existió el centro del campo amarillo, y que los jugadores Javi
Castellano y Vicente Gómez (este solo no puede construir) no fueron
los idóneos de entrada, por lo que Sergio Lobera decidió
tempranamente hacer el primer cambio y sustituir al gemelo por Momo.
Para la
2ª parte existía la esperanza de que el panorama cambiara, de que
Las Palmas saliera más enchufada, y se sintiera menos asfixiada por
el rival; que tácticamente ofreciera otras opciones, pero nada de
esto ocurrió, apenas algunas incursiones en campo contrario y nada
más. Aythami fue expulsado en el minuto 70 por la segunda tarjeta
amarilla y 9 minutos más tarde el entrenador hizo dos cambios:
Chrisantus por Máyor y Delev por Valerón.
Diez
minutos se antojaban escasos para recortar diferencias y matizar la
mala imagen, pero, además de no ocurrir, en el minuto 83 llegó el
tercer gol (3-0)
Seguiremos
mejorando. Este es el argumento indicado a seguir. De hecho no existe
otro. Pero también hay que reflexionar, porque las jornadas pasan y
los ánimos del equipo y su entorno pueden decaer.
Habrá
que tener paciencia y buenos alimentos, e ir pensando ya
en el próximo partido. A este último lo meto en la nevera, tan de
moda en esta semana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario