Un blog de Malena Millares

sábado, 13 de abril de 2013

FARO HERIDO


Si tuviera que emplear un adjetivo para definir el estado de ánimo con el que salimos los aficionados esta tarde del Estadio Gran Canaria, elegiría, sin dudarlo, el siguiente: cariacontecido.
Estuve repasando el partido de ida con el rival de hoy (Hércules CF) cuyo resultado, en el pasado noviembre, fue a nuestro favor por dos goles a cero, y, curiosamente, en él, la UD Las Palmas tuvo también bastantes ocasiones que no terminó de definir, comentando entonces que, de hacerlo, habría sido una goleada de escándalo. No sé cuántas oportunidades tuvo el equipo amarillo, creo recordar que cuatro, quizá cinco, y una meridianamente clara que fue la de Chrisantus, pero al final el resultado quedó en tablas (0-0).

Desde luego no fue un partido vistoso, ni siquiera emocionante, sino pesado de digerir y, desde mi punto de vista, jugado con más corazón que cabeza. Nada que ver tampoco con el que jugó hace dos jornadas en casa, frente al Guadalajara, en el que se tuvo la sensación de que el ambiente festivo pudo pasar factura a los jugadores. Hoy mi percepción fue diferente puesto que no noté ansiedad por parte de ellos, ni por la del público, aunque creo que no se jugó con la frialdad que requiere este tramo crucial de la liga. Frente a la UD estuvo un equipo que, sí o sí, tenía que intentarlo todo, dada su mala posición en la clasificación, y eso le permitió a Las Palmas crear sus ocasiones puesto que no vinieron a cerrarse. Pero da igual cuantas veces se trencen jugadas, cuantas veces se llegue a puerta contraria, porque si no se logra hacer un gol más que el contrario, rien à faire.

No me siento decepcionada por el resultado; es un término que no se ajusta, para nada, a mi estado de ánimo. Sí algo de pesar, porque, aunque no fue un buen partido, la UD Las Palmas luchó hasta el último segundo sin dar tregua ni al cuarto árbitro (que tuvo que sustituir a Sureda Cuenca por lesión), y quizá, por intenciones y brega, debió obtener mejor recompensa. Pero esto es así.
Lo importante es que nuestro equipo no pierde comba y debe seguir con la moral muy alta, y no desoír el canto de los aficionados cuando corean: “Sí se puede”.

La oscuridad también reina a los pies del faro (Proverbio japonés).



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