Cuando estoy en el mar, disfrutando del agua y del sol, no pienso en que pronto llegará el invierno y pasaré frío, no, no lo hago, me apego a ese momento y lo vivo en plenitud, como en esta ocasión, la de una victoria importante de la UD Las Palmas (0-1) ante el Racing de Santander. Por lo tanto, me niego a escuchar a nadie que empiece a pedir calma y tranquilidad. A las dos las conozco bien, a la calma y a su amiga, desde hace años; por eso ahora me apetece vivir lo de este momento, que no es más que una inmensa alegría. Empezar la temporada ganando ante un primera recién descendido, con un juego brioso y brillante, como dice nuestro himno, es más que un triunfo. Me levanté del sillón en cada jugada del equipo amarillo, porque nunca imaginé que nuestros jugadores tuviesen la rapidez que tuvieron, abriendo al primer toque, con clase y autoridad, y menos imaginé que asimilaran tan pronto las ideas de Sergio Lobera. Sufrimos en los últimos minutos, era de esperar; el Racing puso toda la carne en el asador, pero aún así no tuve la percepción de que pudiésemos perder ningún punto. No he querido escuchar la rueda de prensa del entrenador; estoy segura de que, por su parte, no todo habrán sido halagos, e irá corrigiendo cosas a lo largo de las semanas, pero... ¡qué carajo! yo estoy dando palmas con las orejas, y desde aquí felicito a todos los jugadores por el partidazo de hoy.
Dicen que las comparaciones son odiosas pero, yo he visto en el Sardinero a un equipo de amarillo y azul que a ratos, por su verticalidad y fuerza, lo vi vestido de blanco, y por el control del juego y el acierto en los pases, lo vi de azulgrana.
Mientras escribía las primeras líneas de esta entrada, me llamó un familiar para comunicarme que mañana se va a sacar el abono, alegando: ¡Así sí! ahora reconozco a mi equipo. Ojalá muchos de los seguidores que han estado apartados durante años, por la razón que fuere, piensen como mi pariente, y hagamos entre todos del Gran Canaria un fortín.
Coincido contigo Malena. Disfrutemos de las alegrías cuando llegan que ya habrá tiempo de lamentarnos. A alguien (que no vió a la UD) después de narrarle lo que habían vistos mis ojos a través de Marca TV, me decía que el Racing era muy malo y que no era vara de medir y bla bla, contándome cosas institucionales negativas del conjunto cántabro que conocía de sobra. Finalizé el debate con esa persona diciéndole que siempre habrá gente que haga lo que haga la UD, habrá que criticarla y si no hay motivos para ello, minusvalorarla.
ResponderEliminarSiempre con los pies en el suelo, disfrutemos cuando haya que disfrutar y lamentémonos cuando haya que lamentar, pero como dice el dicho, no pongamos la venda antes de la herida. Me ha gustado mucho el texto y la comparación con el día de playa. Un abrazo