Un blog de Malena Millares

domingo, 16 de enero de 2011

JÉMEZ VERSUS JÉMEZ

Si antes de ir al estadio, para ver jugar a la UD Las Palmas en contienda con el Córdoba, iba ilusionada, el retorno a casa ha sido triste y desalentador. A priori, esperaba un partido disputado, pero con posibilidades de ganarlo, dada la igualdad de los dos equipos en cuanto a puntos se refería. De ser este encuentro, con el resultado de 0-1, uno entre tantos que se pierden pero con buena actitud en el campo, no me preocuparía en absoluto, pues dejar puntos atrás en el camino de la competición, o ganarlos, es la esencia del fútbol. Hemos perdido y empatado más de lo deseado en lo que va de temporada, pero en disputas en las que han influido entre otros las múltiples bajas por lesiones de jugadores importantes, decisiones arbitrales nefastas para nuestros intereses, y ese factor llamado suerte que a veces juega a favor y otras en contra, pero siempre con la sensación de tener sobre la cancha a unos jugadores con talento para este deporte, a unos chicos que iban hacia adelante con desparpajo y alegría en su juego, trabajando en equipo, y sobre todo con la certeza de haber rescatado del desván nuestra marca de juego, la de siempre, la que tanto se ha apreciado a lo largo de nuestra historia y que mucho ha deleitado al público que aprecia el buen fútbol.

Desde que jugamos en Soria, contra el Numancia, y en este último partido contra el Córdoba, he visto un cambio radical en cuanto al saber hacer de nuestros jugadores; si bien la entrega de los mismos, o al menos el intento de poner todo lo que tienen sobre el campo, no se debería poner en duda, si es cierto que ahora muestran una inseguridad que al principio no existía, siendo el nerviosismo la lógica consecuencia que, concretamente hoy, ha convertido este partido en un pobre, aburrido y triste espectáculo.

Paco Jémez en su larga rueda de prensa ha comentado muchas cosas, pero se ha referido a algo concreto que creo ha de seguir analizando con mucho mimo. Ha dicho “No podemos hacer el mismo fútbol que hace seis semanas, son futbolistas diferentes”. Y esta frase resume probablemente lo que nos ha ido ocurriendo en estas seis jornadas de las que, de dieciocho puntos, solo hemos obtenido uno. Jugadores como Vitolo, Guayre, e incluso Cejudo, han puesto de manifiesto que sin ellos no se puede jugar de la misma manera que lo hicimos en los primeros encuentros de esta temporada, y hoy esta reflexión de Jémez ha de ser ya, un primer paso para que toda esta dinámica de derrotas acabe cuanto antes. No dudo en absoluto que los jugadores que actualmente juegan, están más que capacitados para sacar esto adelante, quizás con otra forma de conducir la pelota, aunque nos guste menos. Lo importante es empezar a sumar puntos que le den confianza al equipo, pues en esta jornada hasta Jonathan Viera y David González estuvieron sin norte, y todo ante un Córdoba que fue del montón, pero con un Lucas Alcaraz que supo sacar el mejor rendimiento al resultado. Resaltaría la mejoría en la defensa y la lucha de Quero que parece un jugador muy activo. Paco Jémez tiene una papa caliente para esta semana, pues nos espera nada menos que el eterno rival, el Tenerife, y aunque no sea lo suyo, va a tener que obrar milagros para que Las Palmas no se descomponga.

Queda mucho tiempo, mucha liga y mucho por ver todavía; sabemos también que en el fútbol, como en la vida, hay que tener paciencia y no tomar nunca decisiones precipitadas que a nada han de conducir. Si algún día tuviese el convencimiento de que Paco Jémez no es el entrenador ideal para la UD Las Palmas, como he oído este sábado y oiré durante la próxima semana, lo diré sin reparos, pero hoy por hoy sigo creyendo que es el hombre que ahora mismo debe seguir llevando el mando.

El principal maestro de los hombres, en las acciones de la vida, es el infortunio (Lezama Lima).

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