Hoy es
uno de esos días en el que un único pensamiento ocupa tu mente.
Un día
en el que abandonas todas tus rutinas: la taza, el plato, la mantequilla y las
migas de pan, se quedan sobre la mesa cuando terminas de desayunar, o
dejas la ropa tirada en cualquier lugar de la casa, porque en tu
cabeza sólo existe una idea que no permite que te centres en nada
más.
Hoy es
ese día en el que al despertar te preguntas: ¿cómo me sentiré a
partir de tal hora? ¿qué sucederá después? y también de dices a
ti mismo: calma, cuerpo, que todo se andará.
En fin,
hoy es un día digno de ser vivido intensamente, y luego... Dios
dirá.
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