Menudo
peso se ha quitado el CD Mirandés de la mochila al ganarle esta
tarde a la UD Las Palmas (1-0) en su lucha por no descender de
categoría, y qué paso hacia atrás, decepcionante, ha dado nuestro
equipo en las últimas jornadas, en esta pugna por jugar la
liguilla que nos pueda llevar al reencuentro con la Primera División.
Mal
Las Palmas hoy, muy mal. No puedo entender qué les ocurrió a los
jugadores (sin excusarles por jugar con diez tras la expulsión de J.
Murillo, por 2ª amarilla) para quedar a merced de un equipo que
lucha aún por la continuidad en esta Segunda A.
Ultimamente incapaces
de marcar un gol, deslavazados en el campo, practicando un fútbol de colegio, y mostrando una actitud
impropia de profesionales (protestas inútiles, falta de concentración...). Jugando lo
que nos jugamos, me ha parecido, especialmente la de hoy, una
actuación que jamás calificaría de digna, y siento decirlo.
Parecía ser el Mirandés, y no la Unión Deportiva, el que se jugaba
asegurar un puesto para la liguilla.
No
entiendo qué ocurre, ni tampoco en qué momento abandonaron esta
lucha, cuando dependían siempre de ellos mismos... porque ahora no
queda más remedio, para seguir con la llama encendida, que esperar a
mañana por el resultado que obtenga la Ponferradina, y, de ser
favorable a los intereses de la UD, cruzar los dedos para ganarles al
Numancia y al Murcia.
Esta
temporada el equipo me recuerda al río Guadiana; al principio no lo
vimos, luego apareció con fuerza, y ahora parece que vuelve a
desaparecer, aunque asome bastante la cabecita.
La
mayoría de los que me leen conocen mi talante y mi actitud positiva
ante las adversidades, y, por ello, y a pesar de cómo me he
manifestado, sigo pensando que 'sí se puede'; pero los jugadores
tendrán que salir al campo con la misma confianza, fuerza y pundonor
con que salían cuando nos hicieron soñar, y Lobera, y cuerpo
técnico, estar algo más inspirados.
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