Cuando
existe un deseo ardiente por conseguir algo y a este le acompaña la
confianza en sí mismo y además se encadenan favorablemente los
sucesos, pocas cosas se irán al traste. Así define la Real Academia
Española a la ambición, confianza y buena suerte, porque han sido,
fundamentalmente, los tres factores que han dominado el encuentro
entre el CE Sabadell y la UD Las Palmas (0-4).
A
nadie se le esconde que el equipo amarillo está en línea
ascendente desde hace tiempo, y que, como he comentado en anteriores
ocasiones, no es fruto de la casualidad, sino del trabajo ímprobo
del cuerpo técnico, con Sergio Lobera al frente, y del grandísimo
esfuerzo de todos los jugadores.
Estamos
en un momento de la competición dulce como la miel, algo que esta
afición, con máster en sufrimiento, agradecemos sobremanera, porque
han sido demasiados años pidiendo la hora como posesos, para amarrar
tres puntos que evitaran el descenso de categoría o, por poner otro
ejemplo, llevándonos a casa desilusiones y sinsabores, pues no hay
que olvidar, para quien no entienda lo que significa querer y
defender unos colores, que este 'equipillo' forma parte de nuestras
vidas, y nadie podrá sacarlo del rincón en el que se ubica dentro
de nuestros corazones.
La
Unión Deportiva, una vez más, ha hablado en el campo, ha
pronunciado su discurso y lo ha hecho a la perfección. Ha sabido
manejar los tiempos, soportando el arreo inicial del Sabadell; supo
atacar y defender cuando había que hacerlo y conducir el balón en
un campo que se vio sorprendido por una intensa lluvia además de granizo.
Todo
ello, unido a la ambición y confianza que tiene este equipo, habrá
de concluir en más victorias, pero, a pesar de que es difícil
abstraerse de la plétora, tendremos que refrendar este buen
resultado ganándole al Guadalajara, con un estadio a rebosar.
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