Si
afirmo que la UD Las Palmas jugó muy mal esta noche frente al AD
Alcorcón, no estoy descubriendo nada que los aficionados no hayamos
visto. Tampoco exagero si digo que nuestro equipo jugó un
micro-partido de ocho minutos, porque ese fue exactamente el tiempo
en el que los amarillos pusieron alma, corazón y vida para intentar
paliar la mala imagen dada durante casi todo el encuentro.
No
sé si el Municipal Santo Domingo es un campo maldito para nosotros,
si el equipo madrileño nos tiene cogida la medida o si el viento y
la lluvia pasaron su factura; lo que sí no paso por alto es que el
Alcorcón es un equipo que sabe colocarse, que presiona sin descanso,
que sabe manejar los tiempos, que tiene velocidad y encima acierta de
cara a la portería. Ya en casa nos ganó por un resultado
exactamente igual (1-3) y esto no es casualidad. Hoy el equipo
amarillo no acertó en casi nada; los minutos iban pasando, los goles
del contrario llegando y algunos jugadores terminaron haciendo la
guerra por su cuenta. Cuando esto ocurre es mejor pasar página y
cerrar capítulo. Y si no, que se lo digan al Real Madrid en la jornada contra el Granada (¿quién diría que uno de los mejores jugadores del
mundo, Cristiano Ronaldo, le marcaría un gol a su propio equipo saliendo derrotado ese día? Nadie), y hay que ver los partidos que ha hecho posteriormente el equipo blanco.
Esto
es fútbol y sólo fútbol: números, apuestas, aciertos, fallos,
sentimientos revueltos, agonías, alegrías, opiniones, y, dentro de
él, todos un poquito entrenadores. Pero mientras estemos ahí, en
una zona esperanzadora, creo que no hay que pasar de un extremo a
otro. Son los mismos jugadores, el mismo entrenador y, por encima de
todo, la misma afición que siempre arropa a la UD Las Palmas. Somos
los mismos de hace unas semanas soñando con el ascenso. Por eso, independientemente de los
debates que analizarán este partido (necesarios siempre), y de todo
lo que Lobera tenga que seguir corrigiendo, yo ya empiezo a
ilusionarme con el próximo, en el Gran Canaria, frente al
Girona.
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