Hay
días en el calendario que, lejos de celebrar un cumpleaños, el
santo o un aniversario importante, también son especiales por alguna
motivación concreta, y hoy, para mí, ha sido uno de ellos. He tenido
el privilegio de asistir al Gran Canaria y sentarme al lado de una
señora excepcional. Una mujer llena de vitalidad, encantadora,
cariñosa, sensible y sobre todo seguidora de corazón de la UD Las
Palmas. Me refiero a Feluca Doreste Padilla. Probablemente a muchos
este nombre nada les dirá pero, los que estamos habituados a
comentar sobre fútbol en las redes sociales, como por ejemplo en el
grupo Tinta Amarilla, conocemos de sobra a esta grancanaria que desde
hace muchos años reside en Maracaibo (Venezuela). A pesar de la
enorme distancia, a pesar de tantos años fuera, alejada físicamente
de su tierra, Feluca nunca ha dejado de estar en contacto con su
familia que la adora, y también se ha ganado el cariño de los
cibernautas por sus comentarios sensatos, serenos, amables y llenos
de positivismo y aliento hacia nuestro equipo. Es hija de D. Simón
Doreste Estruch, vocal del Marino C.F. que, posteriormente, fue uno
de los vocales de la Comisión Gestora de la Unión Deportiva Las
Palmas. Estaba emocionada porque hoy iba a conocer el nuevo estadio y
también por ver jugar en casa a los nuestros.
Yo
auguraba una victoria frente al Almería, quizás por la mejor imagen
de la UD ofrecida en los dos últimos partidos después de la debacle
ante el Girona; pero, sobre todo, porque deseaba con toda mi alma que
mi amiga se llevase una alegría inmensa esta tarde. Y no fue así.
Por eso, este 1-2 me ha sabido peor que nunca, igual que a ella.
No
añadiré ningún comentario ni para lo bueno ni para lo malo sobre
el partido, de aquello que observé en el campo, porque no quiero
distraer los momentos previos al encuentro que hemos vivido juntas.
Lo peor, ya se sabe: la derrota. Lo mejor, sin duda, ha sido que
conociese personalmente y tuviese una agradable charla con el
Presidente de Honor, Germán Dévora. También saludó al ex-jugador
José Manuel León, al historiador y consejero Antonio de Armas y al
periodista Manuel Borrego. Ya en la calle, yendo hacia el coche, pude
presentarle al entrenador Pacuco Rosales y al ex-jugador y también
entrenador Roque Díaz.
Feluca,
es tan buena gente, se mostró tan generosa conmigo que, a pesar de
salir las dos con la cabeza gacha, me hizo un regalo bonito con un
comentario que me llegó al alma: “Haber conocido a quienes he
conocido hoy, y haber estado en el Gran Canaria, me ha compensado
venir, a pesar de que perdimos”.
Me
quedo sin palabras. A esta mujer, a esta señora, es imposible no
quererla.
Las
fotos que les ofrezco son de cuando nos las prometíamos muy felices.
Gracias por esta entrada, Malena. Auyda a respirar un lunes como el de hoy. No pierdas las mañas. Un beso
ResponderEliminarPatricio, ya sabemos como es esto del fútbol, en donde los resultados son los que mandan. Viviremos más lunes como este, pero también algunos llenos de sonrisas.
EliminarHay tiempo para cambiar esta dinámica negativa, y todos debemos contribuir para que así sea. Sigo insistiendo en que de nada sirve pitar a un jugador mientras se juega el partido; por mucho que falle, hay que apoyarle. Cuando acabe que le piten, será otra cosa. El jugador tendrá una semana para reflexionar y enmendarse.
Te mando otro beso.