A Dios pongo por testigo, como Escarlata O'hara en “Lo que viento se llevó”, que jamás almorzaré tarde cuando juegue la UD Las Palmas fuera de casa, y además sea televisado, porque casi se me corta la digestión.
La sensación que hoy tuve, desde el minuto uno, fue la de un equipo que quería ganar el partido tocando el balón, jugando como tantas veces los aficionados hemos reclamado, sin tirar nada por la borda, porque cuando se pone a hacerlo bien lo consigue, como esta tarde contra el Real Murcia. Desde el mes de octubre no lográbamos una victoria fuera de casa y, por fin, hoy ha llegado (1-2), elaborando fútbol, y con muchas oportunidades para haber marcado más goles. Dicen los entendidos que en esta temporada la permanencia debe estar rondando los cuarenta y ocho puntos; con esta victoria nos hemos acercado un poco más, pero no hay que despistarse lo más mínimo. Todavía tintinea aquel año con Fernando Vazquez a falta de un solo punto para conseguir la permanencia, y todos sabemos lo que ocurrió. Lo comento como algo positivo, aunque parezca lo contrario, porque si algo bueno tiene Juan Manuel Rodríguez es atemperar los ánimos exacerbados y no lanzar las campanas al vuelo hasta que todo esté en su sitio, como hizo la temporada pasada.
La sensación que hoy tuve, desde el minuto uno, fue la de un equipo que quería ganar el partido tocando el balón, jugando como tantas veces los aficionados hemos reclamado, sin tirar nada por la borda, porque cuando se pone a hacerlo bien lo consigue, como esta tarde contra el Real Murcia. Desde el mes de octubre no lográbamos una victoria fuera de casa y, por fin, hoy ha llegado (1-2), elaborando fútbol, y con muchas oportunidades para haber marcado más goles. Dicen los entendidos que en esta temporada la permanencia debe estar rondando los cuarenta y ocho puntos; con esta victoria nos hemos acercado un poco más, pero no hay que despistarse lo más mínimo. Todavía tintinea aquel año con Fernando Vazquez a falta de un solo punto para conseguir la permanencia, y todos sabemos lo que ocurrió. Lo comento como algo positivo, aunque parezca lo contrario, porque si algo bueno tiene Juan Manuel Rodríguez es atemperar los ánimos exacerbados y no lanzar las campanas al vuelo hasta que todo esté en su sitio, como hizo la temporada pasada.
El equipo tuvo muchas ocasiones para ampliar el marcador, pero está claro que el resultado es el que fue, y no hay que lamentar absolutamente nada, aunque con los nervios sufridos al final, casi termino con el potaje en el gaznate. La UD Las Palmas se ha reconocido como bloque, ha reencontrado durante muchísimos minutos su juego, y Vitolo y Quiroga, como pudieron ser otros, han marcado dos goles para alargar esta temporada, porque aún quedan catorce jornadas en las que nada está escrito, y nuestro equipo todavía podrá sorprender. Pero, no seré yo quien lo diga, el entrenador y los jugadores hablarán en el campo, con tranquilidad y sin ningún tipo de complejos. La próxima cita, con el Celta en casa, atraerá a mucho público, y seguro que veremos un buen partido. Estamos de enhorabuena.
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