Un blog de Malena Millares

miércoles, 10 de noviembre de 2010

SAHARAUIS, SUFRIMIENTO Y GENEROSIDAD


Durante muchísimos años, debido a mi trabajo, tuve el placer de relacionarme a diario con cientos de saharauis, relación esta que me brindó amigos como Mansur, Ália, Mohamito, Salek y Hussein entre otros. El trato con estas personas, que se sienten en nuestra tierra como en su casa, con un respeto admirable por nuestras costumbres, sigue existiendo en la actualidad y a pesar de no vernos con la misma frecuencia que antes, cuando nos encontramos de manera fortuita o hablamos por teléfono, se producen verdaderas explosiones de alegría, pues no obstante, fueron casi veinte años de trato diario repletos de cariño.

Soy una gran admiradora de este pueblo, que a pesar del sufrimiento, la impotencia y el miedo que sienten ante los continuos abusos de Marruecos, no pasan por alto su dignidad y persisten en su lucha por mejorar la calidad de vida, siendo, como es sabido, el traslado de miles de ellos al desierto  una reivindicación que les está costando lágrimas, sangre y vidas humanas, ante la indiferencia de nuestro gobierno y organizaciones internacionales, haciéndose exigible una solución inmediata a esta situación, que de seguir así podría tener fatales consecuencias.
Hace unos días pude contactar con Hussein que está en el Aaiún y me tranquilizó, de momento, informándome que las familias de los amigos están bien, y me enterneció de nuevo con su trato exquisito, educado hasta el extremo, y con un talante envidiable, no perdiendo nunca la alegría a pesar del horror en el que viven. Otra de sus cualidades es la honradez, y puedo dar fe de ello, ya que trabajar con ingentes cantidades de dinero, como se hace habitualmente en los bancos, siempre supone un riesgo, pero nunca con los saharauis, que ante cualquier error detectado devuelven hasta la última peseta. Me comentaban mis amigos que nunca, principalmente entre las personas mayores, se firman papeles ni contratos para sellar una operación ya que su palabra es sólo una y esta vale más que un escrito.

Hace ya casi seis años, cuando la Unión Deportiva Las Palmas estaba inmersa en sus terribles problemas económicos y pedía agua por señas, mucha buena gente de esta tierra canaria se volcó en la compra de abonos con la intención de paliar la grave situación de la entidad. Entre esas personas también se encontraban Salek y Mansur. No se si recordaran el artículo de P. Viñayo, con el título de “El cariño del desierto” publicado en La Provincia el 19 de  febrero de 2005, en el que se contaba la historia de Salek, doctor en Filología y técnico de laboratorio, que después de pasar tres meses en coma, en Marruecos, desahuciado por los médicos marroquíes, llegó al Hospital Gran Canaria Dr. Negrín con apenas 30 kilos de peso, donde ingresó en la unidad de oncología, consiguiendo con el tiempo  salir de ese trance. Mientras se recuperaba no daba crédito a la información que recibía relacionada con la UD Las Palmas en cuanto a su posible desaparición, por sus graves problemas monetarios, meditando la manera  en la que podía ayudar a la entidad; no debemos olvidar que para nuestros vecinos los saharauis siempre fue nuestro equipo su símbolo, e indudablemente el amarillo su color. Mansur recuerda que en otros tiempos, los canarios que vivieron en el Aaiún contaban que el gobernador cuando se jugaba, por ejemplo, un partido entre el equipo blanco y la UD Las Palmas, decía “hoy se enfrenta el Real Madrid al Polisario”. Tengo muy grabado en mi memoria el momento en el que hablé con Mohamito y Mansur,  explicándoles con detalle la situación por la que atravesaba nuestro equipo señero y me sorprendió su respuesta inmediata, ofreciéndose ambos a hacer una colecta entre toda su gente, dinero que se empleó posteriormente para sacar una cantidad considerable de abonos, que llegaron a ser nada menos que 111, con la finalidad de preservar, como se recoge en el artículo de La Provincia, “un símbolo y un equipo que también es el nuestro”.

Los antiguos griegos llamaban a la persona generosa, eugénes, de eu (bien, bueno) y gen (nacimiento, origen), que literalmente significa “el que ha nacido bien” por lo que nuestro diccionario de la Real Academia da como uno de sus significados “nobleza heredada de los mayores”. No tengo la menor duda de que estas definiciones se ajustan perfectamente a la forma de ser de nuestros vecinos los saharauis, a esta buena gente que las enseñanzas y transmisión de los valores de sus mayores esta siendo, en estos momentos tan duros, el único asidero donde agarrarse para sobrevivir, con la esperanza de que esta horrible situación acabe cuanto antes.

Amigos míos, que todo lo que están padeciendo acabe a la voz de ¡ya! y sepan que mi ilusión y deseo más ferviente es verlos pronto en nuestro estadio de Gran Canaria, para disfrutar de los éxitos de la Unión Deportiva Las Palmas, que es el equipo, por historia, también de los saharauis.

Mansur y Salek, en el Gran Canaria en 2005 ( foto de Rubén Sánchez)




2 comentarios:

  1. Tu artículo define perfectamente el carácter del saharahui, un gran desconocido para quien no ha tenido la ocasión de tratarlos personalmente, como es tu caso y el mío,un pueblo históricamente maltratado e injustamente ignorado. Ojalá los organismos internacionales abran los ojos de una vez ante este atropello, y hagan todo lo que haya que hacer para acabar con esta ignominia. Gracias por este artículo que evidencia tu carácter generoso y tu bondad de espíritu. Un abrazo enorme: Carlos León

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  2. Querida Malena,me encanta que hables en estos mo mentos de los "hombres del desierto".Te diré que en mi blog denuncio lo que está pasando,y em mi muro del F.Book. No podemos mirar para otro lado. Es custión de Conciencia.
    Dicen que no hay mayor delito que LA IMPUNIDAD.
    Mxs Bss.
    Te enlazo a mi blog.

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