Un blog de Malena Millares

miércoles, 25 de junio de 2014

ASCENSO USURPADO

Lo pasado, pasado está, y nada variará el resultado. Es más, ya muchos estamos pensando en la próxima temporada e intentando encararla con la máxima ilusión. Y, aunque sigo opinando que todos esos seres que invadieron el campo, son lo que son, unos zotes y orates que fastidiaron y rompieron de cuajo el sueño de toda una afición que se comportó de manera ejemplar durante noventa minutos, también debo expresar lo que pienso sobre lo sucedido.

Estos chicos, aunque cueste reconocerlo, son hijos de la injusticia social de este sistema, en el que la educación, cultura entre otros, son valores secundarios y en decadencia absoluta, y más en este periodo de crisis económica, en el que los últimos datos de empobrecimiento de la sociedad canaria son más que alarmantes. Me pregunto si los 'competentes' que nos gobiernan, los que deben velar por la ley y el orden, saben que lo mejor de un pueblo para su progreso es la educación y la cultura, o prefieren moldear borregos a quienes controlar y luego utilizar. Otro aspecto a considerar, muy preocupante, es el de tomarse la justicia por su mano y vengar la rabia con violencia. Espero que impere el sentido común y se erradique de una buena vez ese instinto primario de revancha que a nada bueno conduce. Se está centrando toda la atención en estos jóvenes que por su incalificable comportamiento chafaron un final de partido que ya empezaba a sonar a música celestial. Pero hay otros sitios hacia donde debemos mirar, y apuntar con el dedo índice de manera inmediata.

La seguridad del estadio de Gran Canaria no estuvo a la altura de las circunstancias. ¿Fue declarado acaso partido de máximo riesgo? Todo hace pensar que sí lo era, dado los continuos avisos, de antemano, para que nadie invadiese el campo. De haberse declarado así, no hubiera ocurrido semejante ignominia que pudo tener un desenlace aún más lamentable. ¿Dónde estaban los efectivos policiales necesarios y exigibles para cumplir con el protocolo en este caso? Quizá de vacaciones por la coronación, o desviados antes de tiempo hacia una plaza desierta en la que nunca llegó a celebrarse un ascenso. Y si no fue declarado partido de máximo riesgo ¿por qué no se hizo? ¿Para qué nos sirve entonces la Delegación de Gobierno si es incapaz de prever lo que cualquier ciudadano de a pie intuye, vislumbra o tiene la sospecha de algo que pueda ocurrir en un evento como el del pasado domingo? Era cosa de buen juicio natural. Y el dueño del estadio, el Cabildo Insular, digo yo, algo tendrá que alegar. 

Por el bien de la entidad, por el respeto que su historia merece y por nuestra sociedad, esto no puede quedar así. Los responsables de este desaguisado deben responder ante un hecho que ha dejado en evidencia a toda una isla, a una provincia, y una vez más pagamos justos por pecadores. La Unión Deportiva Las Palmas no merece esto. Su afición, la ejemplar, la que honra su escudo, ya empieza a reaccionar de manera positiva y a mirar hacia el futuro, a pesar del dolor todavía atragantado. Pero debemos depurar nuestra imagen. 



2 comentarios:

  1. Anónimo20:34

    Una pena lo sucedido pero seguimos adelante, a por ellos.

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  2. Creo que es la línea a seguir, aunque algunos de antemano se rindan y piensen que intentar que esta sociedad cambie para mejor es una utopía, y que no merece luchar, porque lo cómodo es quedarnos en casa con nuestras vidas semi o del todo resueltas.
    Totalmente de acuerdo con ese escrito y debiéramos, amparándonos también en el deporte y en nuestra Unión Deportiva Las Palmas, canalizar toda esa rabia y frustración y tomar conciencia de que sin educación, principalmente, y cultura iremos como decimos por aquí "proa al marisco".
    Muchas gracias a los dos, por sus comentarios. ¡ARRIBA D'ELLOS!

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