Los
equipos filiales se caracterizan principalmente por su atrevimiento y
velocidad; salen al campo a darlo todo. Quieren agradar porque se
saben observados. De su rendimiento depende el salto de los jugadores
al primer equipo. Son jóvenes y atletas, no dan nada por perdido.
Esto también los hace vulnerables e imprecisos y los resultados en
sus partidos suelen ser abultados, a favor o en contra. A nosotros,
ayer, nos tocó el peor (3-2).
La
derrota en Valdebebas con el Real Madrid Castilla no fue una
derrota cualquiera. No se acepta fácilmente cuando quedaban cuatro
jornadas para finalizar la temporada y la Unión Deportiva Las Palmas
tenía a punto de caramelo el ascenso directo. Se desperdició una
clara oportunidad de acercarse a los dos equipos que la superan,
Depor y Eibar, que empataron en su enfrentamiento directo. Dolió, y
mucho, el mal partido de la UD, máxime porque nos enfrentábamos a
un rival que lucha por salvar la categoría. No hay enemigo pequeño,
está claro, pero si además le permites que te haga un descosido en
media hora, apaga la luz y vámonos. De nada sirvió el gol en el
minuto uno (en propia puerta) porque no se supo gestionar la ventaja.
En la segunda parte, Sergio Lobera, agotó los tres cambios y llegó
el segundo gol. La remontada era cosa de fe más que de acierto.
Quedaba poco tiempo y se notaba el cansancio, sobre todo el psíquico,
y una apatía evidente. El mal menor habría sido el empate, pero
nunca llegó. No dieron buena imagen y en el ambiente ha quedado la
certeza de que el partido se entregó en los primeros cuarenta y
cinco minutos.
Sentimos
decepción, tristeza, rabia, impotencia, y un decaimiento
inexplicable, sobre todo cuando se toma conciencia de que esto es
sólo fútbol.
Con
el paso de las horas el razonamiento es más sosegado. ¿Imaginó el
FC Barcelona que el Real Madrid le pondría en bandeja la posibilidad
de obtener el título de campeón de liga, cuando lo daban por
perdido? Seguro que no. Pero hasta el último minuto estuvieron
'vivos'. Aún no hemos perdido las opciones, y tenemos mucho que
ganar. Queda lo que queda: un mundo de nueve puntos en tres finales,
y la Unión Deportiva Las Palmas sigue ahí. Por debajo de ella
muchos equipos que ni fu ni fa. No hemos llegado hasta aquí para
rendirnos. Pase lo que pase tendremos mucho tiempo para el análisis.
En este mismo instante me sacudo las pulgas de ayer, y, mientras los
números no digan lo contrario, me desgañitaré hasta el minuto
noventa en los tres partidos que quedan.
“No
te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo
muerda, aunque el sol se esconda, y se calle el viento, aún hay
fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños. Porque la vida es
tuya y tuyo también el deseo, porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento”. (Mario Benedetti)
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