La confianza
en nosotros mismos es la que nos hace ser exitosos. Los jugadores de
la UD Las Palmas han ido asimilando en poco tiempo la forma de ver el
fútbol de Quique Setién. Gracias a esa confianza, cada día en aumento,
estamos apreciando el crecimiento del equipo, independientemente de
los resultados. En los aficionados se disipa el temor de principio de
temporada, la incertidumbre sobre el papel que desempeñaría el
equipo en Primera, razón por la que de nuevo ha vuelto la ilusión.
Visto lo
visto en Ipurúa, un campo pequeño que visité en la era Kresic, con
la afición apretando que da gusto, y, en esta ocasión, con un juego
bastante duro por parte de los locales, la victoria de los amarillos
(2-3), muy merecida, es de lo más alentadora ante la próxima visita
del Málaga.
En sus casas
y en el banquillo quedaron sin jugar algunos de los futbolistas
habituales, pero los que saltaron al campo lo hicieron francamente
bien. Hubo fallos clamorosos en defensa que nos costaron los dos
goles, algo que resaltó nuestro entrenador en la rueda de prensa
posterior.
Wacaso y
Jeremi, este último debutante, sorprendieron para bien. Hay que
ver la fuerza que posee el primero; tenerle enfrente y temerle creo
que es lo más sensato, va a por todas y lucha con garra. De hecho le
hicieron una falta muy dura por detrás y se podría decir que ni se
enteró. Su gol nos hizo saltar del sillón. Me encantaría verle
jugar en todos los partidos. Valerón demostró una vez más que
sigue estando en forma; los tres goles fueron precedidos por pases de
él.
Hemos
empezado bien el año: un empate en liga nada menos que en San Mamés,
y esta victoria reciente en Copa ante el Eibar; y todo ello con la
certeza, algo diferente a sensación, de que el equipo va a más.
¡Arriba
d'ellos!
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