Un blog de Malena Millares

domingo, 6 de noviembre de 2016

ÁNGEL O DEMONIO

En este país es raro el árbitro que deja indiferente a la hinchada. La gran mayoría de los colegiados, una jornada tras otra, exaspera al ser más sosegado. Sus actuaciones ponen de manifiesto las carencias que el Comité Técnico de Árbitros (CTA) no debería tener. Jamás habríamos de verlo como ángel o demonio, sino como alguien con el papel de juez de una contienda, con los errores puntuales que pueden ser, a su vez, juzgados por cualquiera, para ser, posteriormente, aceptados y perdonados por todos.

Durante y después de cada partido está presente el debate dialéctico y narrativo sobre los árbitros. Lo cierto es que minan nuestro ánimo en numerosas ocasiones. La realidad es que todos los equipos, sin excepción alguna, se quejan del cuarteto arbitral. Real Madrid y FC Barcelona lo hacen continuamente, dirigiendo sus balas según sus intereses.

Últimamente constato que muchos aficionados de la UD Las Palmas hablan de conspiración en contra del equipo. En honor a la verdad ocurrió en dos partidos, uno contra el Sevilla y otro contra el Villarreal, en los que ambos árbitros resultaron, con su proceder, sospechosos en los minutos finales. En el partido de anoche (1-0 ante el Éibar) se dio la situación contraria: un penalti a nuestro favor que sentenció el encuentro cuando finalizaba. Hoy se habla de si fue o no penalti, pero lo que realmente importa es que hemos sumado tres puntos.

¿Ayer te quitan y hoy te dan? ¿Hoy por ti y mañana por mí? ¿Una de cal y otra de arena? Según mi criterio, nuestros árbitros son mediocres, que ya es bastante, y se salvan sólo unos pocos. Deberían hacérselo mirar, y pronto; todo por el bien de nuestra Liga, considerada como la mejor del mundo, aunque sus jueces no estén al mismo nivel.

¡Arriba d'ellos!





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