Sobre todo
en fútbol, cuando algo sale mal, lo fácil es manifestarse con el
corazón sin dejarle a la razón un resquicio para el análisis
posterior.
Después de
la mala imagen de la UD Las Palmas en Anoeta (4-1), muchos pusimos en
tela de juicio las rotaciones de varios jugadores que Setíen hizo
ante la Real Sociedad; algunos, incluso, le criticaron con cierta
ferocidad. Pronto olvidamos que de un partido a otro el estado de
ánimo de los aficionados puede ir de cero a diez o viceversa.
El empate de
ayer (2-2), conseguido a cinco minutos de concluir el encuentro,
eclipsó la actuación de los amarillos durante la noche del pasado
miércoles. La alegría se desató en el Gran Canaria unos instantes
después de que Araujo marcara el segundo gol, en la misma línea y
con mucha hambre. Este delantero aparece siempre cuando menos se le
espera y no duda en romper el balón, aunque no siempre se cuele
entre los tres palos. Entre otras cosas nos ha dado el ascenso a
Primera División y el empate de anoche ante el Real Madrid.
Está claro
que cada jugador desempeña su rol en el campo, y si a esto se le
suma el acierto del entrenador en espolearlos durante la semana
previa, sacando lo mejor de cada uno, el resultado es esta Unión
Deportiva Las Palmas de los últimos meses. A los que tenemos cierta
edad nos recuerda los bonitos tiempos vividos en el Insular, con el
“juego brioso y brillante”, resaltado en el himno, para asombro
de propios y extraños.
Cuando el
equipo pierde jugando sin sentido, los aficionados nos enojamos,
entristecemos y podemos llegar a avergonzarnos. Queremos, casi de
manera irracional, que gane siempre, que nos conceda alegrías
consecutivas, olvidándonos de que se trata de un deporte, aunque en
nuestro caso es algo más. Así pasamos de la alegría al enojo con
palmaria facilidad.
La UD tiene
un entrenador de lujo, y lo digo abiertamente. Se equivocará a
juicio nuestro y desde la distancia cuantas veces tenga que
hacerlo, porque, quizás, ni siquiera se esté equivocando, sino
reflexionando sobre lo que es mejor en cada momento para el
rendimiento de los jugadores. Cruzar la línea de la mesura, justo
cuando nos domina la pasión, lo hacemos con relativa frecuencia. La
crítica, incluso el insulto por parte de algunos, se hacen
presentes, para volver de nuevo a la senda de la euforia en apenas
unos días. Así es el fútbol y así se maneja.
Quique
Setién declaró desde el primer momento que tal y como él entiende
el fútbol se perderían partidos, y también que se ganarían
muchos. Esta temporada acaba de comenzar y yo me he propuesto
disfrutarla, sean cuales sean los resultados, porque confío en la
entrega de los muchachos y en la magia que el míster les contagia.
¡Arriba
d'ellos!
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