Existen
partidos que aunque se pierdan por goleada nos puede quedar esa
sensación de que todo se intentó y nada se dio; la imagen de que se
jugó notablemente ejerciendo la presión necesaria ante el
contrario, o que se tiró a puerta unas cuantas veces y no hubo
suerte; la certeza de que la actitud de los jugadores fue buena, que
el equipo jugó arropado, dinámico, intenso, y que, al final, la
conclusión que nos quedó fue que esto es fútbol y no siempre en él
dos más dos suman cuatro.
Hoy
no fue así. Se podría incluir este partido ante el Getafe en la
lista de los peores jugados por la UD Las Palmas en los últimos
tiempos. Es muy triste ver a nuestros jugadores hablando solos por el
campo, desencajados, haciendo la guerra por su cuenta, unos más
acelerados que otros y con el canto desafinado. Un partido muy feo que
se hizo demasiado largo desde los primeros minutos y que puede llevar
al desencanto y la preocupación, algo que nadie desea.
Doctores
tiene la iglesia, en este caso entrenador y equipo técnico para
sacar esto adelante y exigirle a todos los jugadores, especialmente a
los que tienen más talento, una implicación mayor, puesto que esta
tarde hicieron su particular siesta en el campo. Son los mismos que
jugaron ante el Atlético de Madrid, Celta de Vigo, Sevilla y
Barcelona, y aunque sólo se ganó uno de los cuatro, la UD dio muy
buena imagen en todos ellos, y tiene, por narices, que volver a la
senda, y ganar, además, al menos los de casa, para empezar a escalar
puestos y que reine la tranquilidad.
¡Arriba
d'ellos!
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