Observando
las formas, la poca gracia, la indiferencia que muestran algunos
jugadores “galácticos” hacia sus fans, ahora que la liga se ha
tomado un descanso y que los equipos pudientes se desplazan a lugares
lejanos para realizar la pretemporada, debo decir que detesto la
actitud chulesca y prepotente de esos futbolistas hacia sus
seguidores, quienes, seguro, se conformarían con una mirada o una
sonrisa de su ídolo. Estos futbolistas trabajan en lo que les
apasiona, cobran un dineral cada año, son seres privilegiados a los
que la vida les está permitiendo muchas cosas: estabilidad
económica, placeres mundanos, caprichos de cualquier tipo, y pisar
fuerte por donde van, aunque todo esto sea efímero.
Se bajan de
la guagua atrincherados en sus cascos, porque el grito de la
muchedumbre que se arremolina tras las vallas parece molestarles. La
mirada la llevan fija hacia el objetivo, que es la puerta de entrada
al recinto de entrenamiento o la del estadio donde jugarán un
partido. Nada les importa esa gente que durante horas ha estado
esperando la llegada de sus jugadores favoritos, nada. Les ignoran,
no les miran, no les sonríen, ni siquiera les levantan la mano...
“Mírenme solamente, soy el nambaruan, el rey del mambo”, parecen pensar. Yo he visto a niños llorar, y eso es imperdonable.
Sin embargo,
otros, intentan acercarse a ellos, aunque los muchachos de la
seguridad no se lo permitan (nunca se sabe cuál podría ser la
reacción de algún fan y mejor es prevenir), pero compensan con un
saludo cariñoso, e incluso se paran para que le fotografíen. ¡Qué
hermosa es la humildad! Qué acertado es tener conciencia de que no
somos ni mejores ni peores que nadie. Lo único que me consuela de
estas actitudes deleznables es que dicen que muchos de ellos donan
una parte de su fortuna para aliviar el dolor ajeno, y eso les honra,
aunque sean unos antipáticos.
Es lo que tiene llegar tan joven a la cumbre. Muchos no lo asimilan y la fama los desborda. Otros se pierden por no saber administrar lo mucho y rápido que ganan. Que hay de todo en este perro mundo, Malena.
ResponderEliminarDe todo hay, cierto...pero es una pena que, empezando por las propias familias, y terminando por los dirigentes de los clubes, no les hagan ver su confusión y les enseñen a ser más humildes. Al fin y al cabo están encumbrados también gracias a todos sus seguidores. Gracias, Papus, por tu comentario.
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