Un blog de Malena Millares

domingo, 9 de febrero de 2014

VIENEN Y VAN

Semana singular esta última cuyo colofón fue un empate en casa (0-0), resultado nada halagüeño para las aspiraciones de ascenso de la Unión Deportiva Las Palmas esta temporada.

El partido frente al Numancia comenzó con una pitada a Sergio Lobera por un amplio sector de la grada, una vez fue nombrado por los megáfonos tras la alineación de jugadores. Terminó con una considerable pañolada de los aficionados en señal de disconformidad. Sin embargo, en el transcurso del partido, se repitió este canto: “Te hacen la cama, Lobera te hacen la cama” (en referencia a... quién sabe a quién). La afición observa, siente, analiza y se manifiesta según sus conclusiones.

Unos apuntan como responsable único de esta etapa crítica al entrenador, con argumentos que se apoyan, principalmente, en su juventud, en su poco bagaje profesional, en su aparente falta de carácter y autoridad, o que es algo bisoño en cuanto a conocimientos futbolísticos, apreciación esta última que les lleva a decir, voz en cuello, que a pesar de habernos llevado a la liguilla de ascenso el pasado año, no está dando la talla actualmente.
Otros critican sañudamente a ciertos jugadores, considerando que su actitud en el campo no corresponde a la de un deportista de élite, incluso dudan de que exista tal actitud. Censuran su comportamiento bajo evidentes signos de desdén, apatía o rebeldía, dejando caer que, de vez en cuando y de manera sospechosa, buscan ser expulsados, mermando con este hecho el rendimiento del resto, pues, según opinan, de subir a Primera no se contaría ya con ellos.
Están los que dudan e infravaloran la eficacia del cuerpo técnico. Insisten en una lista de nombres de jugadores, incorporados en los últimos tiempos al equipo, que llegaron, apenas jugaron, y se marcharon sin pena ni gloria.
Y los hay quienes señalan las tres patas al unísono, con su presidente incluido.

Para unos y otros, incluso para los aficionados, no es fácil abstraerse de tanta presión mediática. Un entrenador cualquiera es el profesional por excelencia que tiene siempre su equipaje preparado tras la puerta. Él sabe mejor que nadie que, cuando los resultados no se dan, será el primero en ser señalado, y que pronto se olvidará su trabajo, haya sido bueno, regular o malo. Así funciona esto.
Miguel A. Ramírez, el presidente, pide calma. En su declaración de anoche dejó claro que su consejo y él actuarán con responsabilidad en todo momento. No vaciló en apoyar al entrenador, y añadió que si Lobera fuese cesado contemplaría también la salida del cuerpo técnico. Sergio Lobera sigue siendo el entrenador de la UD Las Palmas y así lo manifestó.

Pasarán los años. Perderemos lozanía, bravura y algo de nuestro tino, y nos iremos de este mundo, pero el fútbol seguirá estando vivo, como tantas otras cosas, provocando filias y fobias. Se seguirán juntando seres variopintos para dirigir clubes de fútbol, unos más generosos que otros, unos más cualificados que otros, pero, supuestamente, con las mejores intenciones. Los aficionados serán nuestros hijos, nuestros nietos. Y vendrán y, una vez más, serán señalados entrenadores, jugadores, cuerpos técnicos, presidentes, y luego se marcharán. Así son los entresijos del fútbol, más allá del balompié.

Aunque lo idílico, lo honroso y lo aséptico sería que quienes vengan y vayan lo hagan en función de unos resultados, compendio de trabajo, buena o mala suerte, carambola y la propia inercia del fútbol, y nada más. Pero me temo que las intrigas, elucubraciones, desórdenes y excesos, que parecen inherentes al ser humano, nos evitarán, en parte, disfrutar sin presiones de este complejo y bonito deporte. 

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