Foto de Tinta Amarilla © |
Cierto es
que dos jugadores de la UD Las Palmas tuvieron un comportamiento
reprochable en una salida nocturna, cometiendo errores que ninguno de ellos olvidará. También es cierto que ambos lo han reconocido y han
pedido perdón, y esto les honra. De los errores siempre se aprende.
Cada metedura de pata puede ser una lección útil para caminar con
buen pie por el sendero del trabajo, de la vida, y un acicate para
levantarnos con más fuerza. El proverbio “Si pierdes, no pierdas
la lección” nos anima en el trayecto.
No me cabe
la menor duda de que lo acontecido en la noche de marras ayudó a la
reflexión (si aún quedaban futbolistas despistados), y a tomar
conciencia de lo importante que es un empleo, en este caso el de
jugador profesional, que hace lo que realmente le gusta, algo que
muchas personas en el desempeño de sus trabajos no pueden
certificar.
Jugar en la
Primera División no es moco de pavo. No creo, honestamente, que
sepamos a ciencia cierta todo lo que dinamiza en una ciudad el
hecho de tener un club participando en la élite del fútbol nacional. Haber
logrado el ascenso bien merece el mayor de los esfuerzos por parte de
todos...
Amén de que
los jugadores tengan asimilado casi todo lo que el entrenador de la
UD, Quique Setién, pretende de ellos, creo que lo ocurrido hace
apenas un mes puede tener algo que ver con la fantástica reacción
del equipo, y sea ya una verdad eso de que todo empezó en el
Chester.
Y este
domingo llega el Real Madrid.
¡Arriba
d'ellos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario